lunes, 28 de septiembre de 2009

jueves, 10 de septiembre de 2009

ACTUALIDAD EN CHAGAS: Enfermedad mal atendida y reemergente

Durante el recién pasado CONGRESO VENEZOLANO DE PEDIATRIA celebrado en la Ciudad de Maracaibo, cuyo epónimo fue el DR. NELSON ORTA SIBÚ, a quien le envio un saludo muy respetuoso y afectuoso por ser un ejemplo del médico pediatra a seguir en todos los ámbitos académicos, profesionales y científicos, tuve la oportunidad de presentar la conferencia acerca de tan importante tópico de la salud pública titulado ACTUALIDAD EN CHAGAS: Enfermedad mal atendida y reemergente.



La conferencia resumida y publicada por TIPS No. 1 entregados a los participante como Órgano Divulgativo Oficial del LV CONGRESO VENEZOLANO DE PEDIATRIA, y gracias al auspicio de varios laboratorios farmaceúticos.

Les ofrezco el documento en cuestión, hasta un próximo Congreso 2010 en la ciudad de Valencia, Estado Carabobo.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Exposición a bombas lacrimógenas es dañina para cardiópatas




Por JAVIER GRATEROL GARCÍA
jgraterol@el-nacional.com
El Nacional

Tres tipos de gases son los más usados
en las protestas, existen más de 15


Los gases lacrimógenos enceguecen , no solamente por la nube de humo que producen al explotar, sino por sus efectos sobre algunas membranas y órganos del ser humano.

Pueden dispersarse como polvo fino o en forma de aerosol.
"La irritación desaparece una vez que cesa la exposición a esos agentes", indica Mary Carmen Fernández, del Servicio de Información de Medicamentos y Tóxicos.
Los expertos advierten que, al detonarla al aire libre, una bomba lacrimógena puede generar una nube de entre seis y nueve metros de diámetro; pero en lugares cerrados el humo no se dispersa, los gases duran más tiempo y el peligro es mucho mayor.
"Las concentraciones son mucho más elevadas en sitios cerrados y potencialmente fatales por encima de 50.000 miligramos por metro cúbico en 50% de los casos , explica en un estudio el epidemiólogo de la Universidad Central de Venezuela, Alejandro Rísquez.
Sucedió hace poco, durante la protesta en contra de la Ley Orgánica de Educación, el pasado 22 de agosto en Caracas, cuando el humo de las lacrimógenas llegó hasta el interior de la estación del Metro de Colegio de Ingenieros. El resultado: personas asfixiadas, ojos irritados y ataques asmáticos.

Los efectos después de la inhalación del químico pueden, incluso, ser permanentes, pero dependen de la cantidad de gas aspirado, del lugar donde ocurrió la explosión y de la salud de la persona.

Quienes están completamente sanos, explica Rísquez, se pueden recuperar más rápidamente. Los mayores problemas se presentan en asmáticos, en fumadores, en personas con bronquitis, con enfisema y con insuficiencia cardiaca. "En ellos, las reacciones son más agudas. Se pueden descompensar rápidamente y el efecto dura más", indica. Incluso, asegura que la muerte es una posibilidad.

En la medida en que la persona esté más expuesta a la acción de los gases, las consecuencias son peores: irritación de la piel, quemaduras en la córnea, trastornos del sistema nervioso, taquicardia, aumento de la tensión arterial, convulsiones y paro respiratorio.
"Sus efectos pueden generar un compromiso importante para la salud", indica Diosaira Duque, toxicóloga egresada del Hospital Periférico de Coche.
Los gases:

Se han identificado más de 15 tipos de gases lacrimógenos, pero los más comunes, según Rísquez, son los que contienen cloroacetofenona, clorobencilideno malonitrilo y el gas pimienta.

Duque enumera otros compuestos que también son frecuentes en este tipo de bombas.
"Todos atacan los ojos, el sistema nervioso central, la piel y las vías respiratorias.

Unos en mayores proporciones que otros", dijo.
Explicó que por ser solventes -algunos de ellos, hidrocarburos-, tienen la característica de que al ser inhalados traspasan la barrera hematoencefálica (barrera entre los vasos sanguíneos y el encéfalo); al hacerlo, causan el mismo efecto de las drogas: "Por eso, también producen cefalea, sudoración y náuseas", agrega.

A Rísquez le preocupa la falta de información toxicológica disponible: "Es deficiente en cuanto a los potenciales daños pulmonares, carcinogénicos, reproductivos y genéticos de largo plazo. Señala que muchos países han tratado de incluir estas armas entre las prohibidas por el Protocolo de Ginebra.




Las concentraciones son mas elevadas en sitios cerrados y potencialmente fatales por encima de 50.000 miligramos por m2.