jueves, 29 de julio de 2010

VIOLENCIA EN LOS ESTABLECIMIENTOS DE SALUD - NOTICIAS EPIDEMIOLÓGICAS Nº 6




Apreciados amigos:
Nuevamente la violencia se ensaña en los hospitales nacionales, acaba con la vida de
pacientes y contribuye aun más a desmoralizar a los profesionales de salud por el miedo que impone y debilita más al sistema de salud. Las condiciones de riesgo de violencia intra institucional son muy altas y no podemos quedarnos en una denuncia más. Hay que prevenir estas situaciones y exigir una vez más a las autoridades hospitalarias (públicas y privadas) que no dan respuesta alguna, el cumplimiento de sus obligaciones para preservar la seguridad, la salud y la vida de los trabajadores de la salud y de los pacientes.
Colaboro con el debate público sobre este tema, copiándoles el Foro VIOLENCIA COMO
PROBLEMA DE SALUD. VIOLENCIA EN LOS ESTABLECIMIENTOS DE SALUD realizado
recientemente, el 3 de junio de 2009, que fue patrocinado por la FMV y la RSCMV.
José Félix Oletta López

RED DE SOCIEDADES
CIENTÍFICAS MÉDICAS
DE VENEZUELA
COMISIÓN DE EPIDEMIOLOGÍA

Responsables:
Dr. Saúl Peña
Dr. José Félix Oletta López
Dra. Ana C Carvajal
Asesores Científicos:
Dr. Francisco Larrea,
Dr. Luis Echezuría Marval,
Dr. Rafael Borges,
Dr. José Avilán R.,
Dr. Alejandro Rísquez.
Dr. Héctor Parra

NOTICIAS EPIDEMIOLÓGICAS Nº 6
VIOLENCIA COMO PROBLEMA DE SALUD
VIOLENCIA EN LOS ESTABLECIMIENTOS DE SALUD


Índice
I.Introducción
II. Algunas definiciones necesarias
III. Formas y Contextos de la Violencia
I V. La violencia en Venezuela
V. La Violencia en América Latina
VI. Evolución de la violencia en Venezuela
VII. Violencia y Sistema Sanitario
VIII. Violencia en los centros de salud
IX. Respuestas Institucionales
X. Algunos testimonios
XI. Colofón
XII. Anexo


11 de febrero de 2003
“Ayer en la madrugada un paciente destrozó parcialmente el área de emergencia del Hospital Miguel Pérez Carreño.....
10 de diciembre de 2003
“Médicos y enfermeras del hospital de Catia, en el populoso oeste de la capital venezolana, denunciaron a periodistas que están indefensos frente a grupos de delincuentes que llegan a
menudo y a punta de pistola, sin escatimar golpes, les obligan a curar a sus cómplices heridos, vigilando armados e impunemente cada paso en el quirófano”.
3 de diciembre de 2004
“Los médicos de guardia del Vargas vivieron una pesadilla la madrugada del viernes. La
emergencia fue ocupada por una banda de delincuentes, fanáticos, que irrumpieron armados con armas largas y cortas, amenazando a los profesionales que no dejaron de atender a sus pacientes críticos"


I. Introducción

La Red de Sociedades Científicas Médicas de Venezuela, eligió como tema de este número
de NOTICIAS EPIDEMIOLÓGICAS, el de la violencia como problema de salud, y en
particular, la violencia en los establecimientos de salud, por la creciente importancia de
este problema en la sociedad venezolana. La violencia como fenómeno social complejo,
está produciendo en numerosos países, graves consecuencias por la elevada mortalidad,
la carga de discapacidad, la pérdida calidad de la vida de los ciudadanos, interrupciones en
el funcionamiento y la calidad de los sistemas de atención médica de la población, la salud
y la vida de los trabajadores de la salud que prestan sus servicios en estos
establecimientos y graves pérdidas sociales y económicas a la sociedad. En Venezuela,
esta situación ha alcanzado en los últimos años alarmantes proporciones con sus secuelas
de dolor, sufrimiento humano y malestar psicológico derivado del miedo y la
incertidumbre que inspira.
Por estas razones, la RSCMV en conjunto con la Federación Médica de Venezuela,
promovieron el Foro "Inseguridad de los profesionales de la salud en los establecimientos
hospitalarios. Un diálogo necesario" que se realizó en Caracas el 3 de junio de 2009.
Destacamos la generosa participación del Profesor Roberto Briceño León, investigador de
la UCV, LACSO, (Laboratorio de Ciencias Sociales), OVV (Observatorio Venezolano de
Violencia) cuya conferencia "La violencia en la sociedad venezolana", fue el punto de
partida del evento que permitió abrir el debate. Seguidamente, la intervención de la Dra.Olga Machado de Castillo sobre las respuestas institucionales de los gremios y
agrupaciones profesionales, orientó sobre algunas conductas jurídicas enmarcadas en el tema de las relaciones laborales. Posteriormente, los testimonios de los diferentes profesionales de la salud de los hospitales públicos de Caracas, confirmó la cruda realidad que viven en sus sitios de trabajo, en condiciones indignas, e inseguras y que ponen en peligro sus vidas. Estos testimonios permiten identificar además, la negligencia de las autoridades para subsanar las fallas y las carencias de los ambientes de trabajo de los hospitales públicos, la inobservancia de las obligaciones institucionales para garantizar la calidad de los servicios de salud y la inacción de los responsables de aplicar las leyes que garanticen el ejercicio de la medicina y las condiciones del medio ambiente de trabajo.
Existe un escaso conocimiento y preparación para comprender, prevenir y resolver este
tipo de situaciones. El evento sirvió para divulgar algunas normas para promover
conductas de prevención de la violencia en establecimientos de salud, que incluimos en el texto como un aporte para la toma de conciencia del problema entre los trabajadores y los empleadores de la salud.

II. Algunas definiciones necesarias
Concepto
La violencia es un problema social y de salud pública que amenaza el desarrollo de los pueblos, afecta la calidad de vida y desgasta el tejido social. Es un fenómeno mundial que atraviesa todas las fronteras, que no depende de raza, edad, condición socioeconómica, educación, credo o religión, orientación sexual o local de trabajo (1). Además de las de las diversas consecuencias que tiene en los individuos, familias y comunidad en general, tiene efectos también reconocidos en el ámbito de la salud de las personas (2). Actualmente alcanza proporciones epidémicas, con amplias ramificaciones en la atención la salud (3). Uno de los problemas principales del fenómeno de la violencia es su etiología y su pluri causalidad. Es simple decir que la violencia toma su raíz, en los fundamentos de las relaciones sociales. Es muy difícil determinar sus causas. Existen opiniones que la identifican como resultante de necesidades biológicas, otras que la explican a partir de los individuos, otras que la reconocen como un fenómeno de causalidad, sólo social, provocada por ruptura del orden, por la venganza de los oprimidos, o por la flaqueza del Estado (4).

Factores, significado y dimensiones

La violencia es el resultado de una compleja interacción de factores de diversa índole,desde biológica hasta política. Para prevenir la violencia y disminuir sus consecuencias es esencial comprender esos factores y sus interrelaciones (5).
En el modelo ecológico (5,6,7) se organizan los factores de riesgo de la violencia en cuatro niveles, que interactúan entre sí:

• Entre los riesgos a nivel individual se cuentan factores demográficos tales como la edad,
los ingresos y la educación; los trastornos psicológicos y de la personalidad, el abuso del
alcohol y de sustancias, y haber presentado comportamientos violentos o haber sufrido
maltrato;
• En el nivel relacional se examina el modo en que las familias, los amigos, la pareja y los
compañeros aumentan el riesgo de convertirse en víctima o perpetrador de actos de
violencia. Se tienen en cuenta factores tales como el desempeño deficiente de las
funciones parentales y las disfunciones de la familia, los conflictos conyugales y la
presencia de amigos que participen en comportamientos violentos o delictivos;
• En el nivel comunitario se consideran los entornos sociales tales como el vecindario, la escuela, el lugar de trabajo y otros centros institucionales. Algunas características de esos entornos aumentan el riesgo de que se produzcan actos de violencia, por ejemplo la pobreza, una elevada movilidad de residencia y el desempleo, el aislamiento social, la existencia de tráfico de drogas en la zona, y la debilidad de las políticas y los programas institucionales;
• A escala social existen factores de carácter general que contribuyen a crear un clima que alienta la violencia. Se trata en este caso de políticas que mantienen o aumentan las desigualdades económicas y sociales; normas sociales y culturales que apoyan el uso de la violencia; la disponibilidad de instrumentos (como las armas de fuego) y la debilidad de los sistemas de justicia penal, que no persiguen adecuadamente a los perpetradores.
Tosca Hernández (8) cita algunas dimensiones siempre presentes y entrelazadas en la
violencia, y que también han sido destacadas en lo fundamental por Johan Galtung (9).

Así, en cualquier espacio relacional donde se exprese la violencia se pueden distinguir:
1. Una dimensión claramente manifiesta y visible conformada por comportamientos
humanos verbal y físicamente significados como violentos o agresivos (“hechos de
violencia”), por los efectos materiales (daños materiales) y humanos (muertos, heridos,violados, refugiados) de ese tipo de comportamientos.
2. Una dimensión sociocultural latente, reconocible como espacio psíquico (10),
conformada por actitudes, suposiciones, cogniciones, emociones, representaciones,
ideologías, mitos.
3. Símbolos que justifican/censuran, estimulan/controlan, aceptan/niegan y valoran
negativa/positivamente la violencia en la interrelación humana. A éste se han incorporado los mitos de gloria y culpa de los “vencedores” y los traumas y culpas de los “perdedores”, como efecto de procesos de pasadas experiencias violentas.
4. Una dimensión estructural latente conformada por conflictos y contradicciones, la
mayoría cementados y solidificados por estructuras sociales y sistemas culturales,
significados o no como injustos en sus consecuencias relacionales. La represioìn, opresión, explotación, segmentación, exclusión, discriminación y desigualdad son algunas de las relaciones que las dinámicas injustas de poder van creando y que tienden a manifestarse en violencia.
La misma autora (8) aclara que el término violencia se refiere, más que a hechos, a
interpretaciones, lo que fundamenta y evidencia la complejidad de este concepto, que por más que se quiera delimitar “científicamente” en su ámbito de referencia, siempre
mantendrá la ambigüedad y la ambivalencia de lo complejo vivido, significado, valorizado y entendido. Sólo comprendiendo ésta, su característica, en su particular dinámica de desarrollo y consecuencias, podremos transitar por nuevos caminos y propuestas alternativas para desactivar la violencia.

Definición Sanitaria
La violencia es definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el "uso
intencional de la fuerza o poder en una forma de amenaza o efectivamente, contra sí
mismo, otra persona o grupo o comunidad, que ocasiona o tiene grandes probabilidades
de ocasionar lesión, muerte, daño psicológico, alteraciones del desarrollo o
privaciones"(5).
Además de los conflictos civiles y de las guerras, la violencia puede ser, física, sexual,mental y moral. Es un término genérico que incluye todos los tipos de abusos: el comportamiento que humilla, degrada o damnifica el bienestar, la dignidad y el valor de la persona (1).
Dentro de los aspectos actualmente preocupantes está la magnitud del problema
presentado por las muertes por homicidios y suicidios, violencia extra familiar, sexual,contra niños, adolescentes, ancianos, mujeres y en el trabajo (11).
A escala mundial, la violencia mata cada año 1,6 millones de personas, y provoca
traumatismos, discapacidades y trastornos mentales a otros varios millones. Sus causas son complejas, y sus consecuencias devastadoras.
Con el fin de proporcionar la información más reciente sobre la violencia, la OMS presentó en 2002 el Informe mundial sobre la violencia y la salud. (5) Se trata del primer informe en el que se ofrece una panorámica integral de la magnitud de la violencia en todo el mundo y los factores que la generan y, al mismo tiempo, sobre las posibilidades de hacer frente a ese problema mundial de salud pública. No es una cuestión que concierna meramente a los ministerios de justicia y de policía, a las fuerzas armadas o a los consejos de seguridad internacionales.
En él se ofrecen datos de todo el mundo sobre suicido, maltrato de niños, violencia en la juventud, violencia sexual, maltrato de las personas mayores, violencia infligida por la pareja, y sobre otras áreas de conflicto personal y social.
Las muertes que provoca la violencia representan sólo una pequeña parte de los
problemas que causa. Por cada persona que muere por culpa de la violencia, otras muchas sufren sus consecuencias sociales, psicológicas y físicas. Sin embargo, cuando se comparan las muertes que provoca la violencia con las causadas por otros problemas mundiales de salud pública, la importancia de la violencia se pone terriblemente de manifiesto.

III. Formas y Contextos de la Violencia
En el informe de la OMS (5) se emplea una tipología de la violencia que divide los
comportamientos violentos en categorías, dependiendo de quién ha cometido el acto,
quién es la víctima y a qué tipo de violencia ha sido sometida.
Violencia interpersonal
La violencia interpersonal –es decir, los actos violentos cometidos por un individuo o un pequeño grupo de individuos– comprende la violencia juvenil, la violencia contra la pareja, otras formas de violencia familiar como los maltratos de niños o ancianos, las violaciones y las agresiones sexuales por parte de extraños y la violencia en entornos institucionales como las escuelas, los lugares de trabajo, los hogares de ancianos o los centros penitenciarios. La violencia interpersonal cubre un amplio abanico de actos y comportamientos que van desde la violencia física, sexual y psíquica hasta las privaciones y el abandono. Se calcula que en el año 2.000 murieron en el mundo 520.000 personas a consecuencia de la violencia interpersonal, lo que representa una tasa de 8,8 por cada 100.000 habitantes. Mucho mas numerosas aun son las víctimas de agresiones físicas o sexuales no mortales y sufridas de forma reiterada. Mientras que la violencia comunitaria, y en particular la juvenil, es muy visible y suele considerarse un delito, la intrafamiliar (por ejemplo, el maltrato de menores y ancianos o el comportamiento violento en la pareja)
queda más oculta a la mirada pública. Además, en muchos lugares la policía y los
tribunales están menos dispuestos o preparados para afrontar esta violencia o para
reconocer la violencia sexual o actuar contra ella. Las diferentes formas de violencia interpersonal comparten numerosos factores de riesgo subyacentes comunes. Algunos consisten en características psíquicas y del comportamiento, como un escaso control de éste, una baja autoestima y trastornos de la personalidad y la conducta. Otros están ligados a experiencias, como la falta de lazos emocionales y de apoyo, el contacto temprano con la violencia en el hogar (ya sea como víctima directa o como testigo) y las historias familiares o personales marcadas por divorcios o separaciones. El abuso de drogas y alcohol se asocia con frecuencia a la violencia interpersonal, y entre los factores comunitarios y sociales más importantes destacan, además de el empobrecimiento, las disparidades en los ingresos y las desigualdades entre los sexos.

Suicidio y violencia auto infligida
Se calcula que en el año 2000 se suicidaron en el mundo 815.000 personas, lo que
convierte el suicidio en la decimotercera causa de muerte. Las tasas mas elevadas se
registran en los países de Europa Oriental y las mas bajas, principalmente en América
Latina y unos pocos países de Asia. En general, las tasas de suicido aumentan con la edad:
las correspondientes a las personas de 75 años o mayores son aproximadamente tres
veces superiores a las de la población de 15 a 24 años. Con todo, en la población de edad comprendida entre los 15 y los 44 años, las lesiones autoinfligidas constituyen la cuarta causa de muerte y la sexta causa de mala salud y discapacidad. En gran parte del mundo el suicidio está estigmatizado, es decir, condenado por razones religiosas o culturales, y en algunos países el comportamiento suicida constituye un delito castigado por la ley. Se trata pues de un acto subrepticio y rodeado de tabúes, y es probable que no se reconozca, se clasifique erróneamente o se oculte de forma deliberada en las actas oficiales de defunción. Existen diversos acontecimientos o circunstancias estresantes que pueden aumentar el riesgo de que las personas atenten contra sí mismas. Entre tales factores figuran la pobreza, la pérdida de un ser querido, las discusiones familiares o con amigos, la ruptura de una relación y los problemas legales o laborales. Aunque estas experiencias
son frecuentes, sólo una minoría se ve impulsada a suicidarse. Para que estos factores precipiten o desencadenen el suicidio, deben afectar a personas predispuestas o particularmente propensas, por otros motivos, a atentar contra sí mismas. Entre los factores de riesgo predisponentes figuran el abuso del alcohol y de drogas, los antecedentes de abusos físicos o sexuales en la infancia y el aislamiento social. Influyen también problemas psiquiátricos, como la depresión y otros estados de desesperanza.
Entre otros factores destacados cabe citar: las enfermedades somáticas, sobre todo las dolorosas o discapacitantes; el acceso a los medios para quitarse la vida (generalmente armas, medicamentos y venenos agrícolas); el hecho de que haya habido un intento previo de suicidio, sobre todo en los seis meses siguientes al primer intento. Las tasas de suicidio se han asociado asimismo con recesiones económicas y periodos de elevados niveles de desempleo, desintegración social, inestabilidad política y colapso social.

Violencia colectiva
La violencia colectiva es el uso instrumental de la violencia por personas que se
identifican a sí mismas como miembros de un grupo frente a otro grupo o conjunto de
individuos, con el fin de lograr objetivos políticos, económicos o sociales. Adopta diversas
formas: conflictos armados dentro de los Estados o entre ellos; actos de violencia
perpetrados por los Estados (por ejemplo, genocidio, represión y otras violaciones de los
derechos humanos); terrorismo; y crimen organizado. El siglo XX ha sido uno de los
periodos más violentos de la historia de la Humanidad. Se calcula que perdieron la vida
como consecuencia directa o indirecta de los conflictos armados 191 millones de
personas, de las cuales bastante más de la mitad eran civiles. En 2.000 murieron alrededor
de 310.000 personas como consecuencia directa de traumatismos relacionados con
conflictos de este tipo, la mayoría en las regiones mas pobres del mundo. Además de los
muchos miles de personas que mueren cada año en conflictos violentos, es enorme la
cifra de personas que resultan heridas, y algunas quedan discapacitadas o mutiladas de
por vida. Otras son objeto de violaciones o torturas, actos violentos éstos que a menudo
se utilizan como armas de guerra para desmoralizar a las comunidades y destruir sus
estructuras sociales.
Al igual que ocurre con otros tipos de violencia, los conflictos han venido asociándose
también a diversos problemas de salud, como depresión y ansiedad, conductas suicidas,
abuso del alcohol y trastornos por estrés postraumático. Además, los conflictos violentos
destruyen las infraestructuras, desbaratan servicios vitales, como la asistencia médica, y
repercuten seriamente en el comercio y en la producción y distribución de alimentos. Los
lactantes y los refugiados se cuentan entre los grupos mas vulnerables a las enfermedades
y a la muerte en tiempos de conflicto. En ambos grupos, puede darse un aumento
espectacular de las tasas de morbilidad y mortalidad. Entre los factores que entrañan un
riesgo de que estallen conflictos violentos figuran: la ausencia de procesos democráticos y
la desigualdad en el acceso al poder; las desigualdades sociales, caracterizadas por
grandes diferencias en la distribución y el acceso a los recursos; el control de los recursos
naturales valiosos por parte de un solo grupo; los rápidos cambios demográficos que
desbordan la capacidad del Estado para ofrecer servicios esenciales y oportunidades de
trabajo. Algunos aspectos de la globalización también parecen contribuir a que surjan
conflictos. Aunque quizás ninguno de estos factores baste por sí solo para desencadenar
un conflicto, la combinación de ellos puede crear las condiciones para que brote la
violencia.
IV. La Violencia en América Latina
Por regiones, América Latina presenta la tasa de homicidios más elevada entre jóvenes de
10 a 29 años de edad: 36,5 por 100.000. Entre los lugares de donde se dispone de datos,
algunas de las tasas más elevadas se registran en Colombia, El Salvador, y Puerto Rico (5).
Comprender esta realidad implica pasearse por diversos aspectos y dimensiones del
problema y de las transformaciones que en la situación social se han venido dando en
América Latina.
Un rasgo muy significativo de la nueva violencia urbana es que ocurre primordialmente
entre los pobres de las grandes ciudades. La clase media y los sectores adinerados ven a
los pobres como una amenaza, y se sienten a sí mismos como las víctimas de las
agresiones y delitos. Pero esto es sólo parcialmente cierto. Por supuesto que la clase
media sufre la delincuencia; sin embargo, quienes verdaderamente padecen la violencia, y
en particular la violencia más intensa o letal, son los pobres mismos, víctimas y victimarios
en este proceso (14). Como afirman estos autores, es una violencia de pobres contra
pobres.
Según Briceño-León, (12) es el empobrecimiento y la desigualdad, y no la pobreza, lo que
origina la violencia urbana que estamos presenciando. Es el empobrecimiento lo que hizo
que para 1998 en trece de dieciocho países de la región el salario mínimo fuera inferior al
de 1980, y que el número total de pobres superase los 220 millones de personas (15).
Otros factores que contribuyen a la génesis de la violencia son: la exclusión laboral y
escolar; el 24% de la población de América Latina y el Caribe, es decir, uno de cada cuatro
latinoamericanos, vive con menos de un dólar por día. Y en algunos países, como
Guatemala, más de la mitad de la población se encuentra en esa situación (16). Esto
genera un problema de creciente exclusión entre la población, pero dicha exclusión se
observa más claramente en el trabajo y en la educación.
Además, lo que tiene de singular la violencia de América Latina, como también de Estados
Unidos de América y del mundo contemporáneo, no es la existencia de más delitos ni de
mayores conflictos interpersonales, sino la letalidad de los casos de violencia aludidos. Es
decir, no se trata de que la gente pelee más, sino que se mata más. Y la letalidad está
intrínsecamente relacionada con la posesión de armas de fuego con las cuales es posible
asesinar mucho más fácilmente que las armas blancas (17). Según cifras de la Organización
Mundial de la Salud, el 63% de los homicidios que ocurren en el mundo son ocasionados
por armas de fuego, pero esta cifra es muy superior en América Latina, donde supera el
80%, y en algunos países como Venezuela es mayor del 90% (13,18).
El incremento de las tasas de homicidios y los delitos contra la propiedad han creado una
sensación de temor generalizada entre la población urbana de América Latina. Si hay algo
común entre los habitantes de las distintas metrópolis es la sensación de miedo a ser
víctima de la violencia. El estudio Latino barómetro mostró que en promedio el 30% de las
familias de la región había sufrido un robo o un asalto en los doce meses anteriores a la
encuesta, es decir, una de cada tres familias.
Esta sensación de miedo tiene un impacto económico muy grande en la sociedad, y
agiganta los ya importantes daños que la misma violencia y el delito tienen sobre el
patrimonio de las sociedades. A los ya relevantes costos directos que sufren por pérdidas
en la salud de la población y por pérdidas materiales, es necesario sumar los gastos que
tienen que hacer las familias y las empresas para protegerse y los costos indirectos como
resultado de la inhibición de la actividad económica, por las personas que no salen a
comprar o que no trabajan horas extras.
V. La violencia en Venezuela
La creciente violencia en Venezuela ha hecho que ésta se convierta en un tema de primera
importancia. Seguidamente resumimos las características de la violencia en Venezuela, en
particular a partir de 1989, año en que el problema se vuelve más evidente (19).
Briceño-León (19) distingue cinco rasgos fundamentales en la violencia actual en
Venezuela: es reciente, es urbana, es de los jóvenes, es de los hombres y es de los pobres.
Particularmente en el caso de Venezuela, es resaltante que en la medida en que la
situación jurídica y política se ha ido agravando con la consecuente pérdida de las
instituciones, la impunidad se ha incrementado y la conducta delictiva ha ido en aumento
en las proporciones antes descritas.
Para finales del año 2003, el desempleo alcanzó cifras cercanas al 20% de la población
activa, la economía informal superó el 50% y la situación de pobreza abarcó al 80% de los
habitantes de Venezuela. Estos indicadores permiten suponer que los altos índices de
criminalidad se puedan explicar en parte por la teoría de la subcultura de la pobreza.
La población venezolana presenta un alto índice de estrés psicosocial como consecuencia
de la inestabilidad laboral, las malas condiciones de vivienda, la ausencia y escasez de
servicios médicos, así como por la carencia de los medios económicos que le permitan al
menos cubrir la alimentación mínima requerida para el desarrollo de los niños y jóvenes.
Para el venezolano la incertidumbre y la inestabilidad se han convertido en lo único
constante en los últimos años. Por otra parte, existe también una desvalorización y
desconfianza en torno a las instituciones. Esto último, si bien era un rasgo común en la
última década, en los últimos cinco años se ha incrementado notablemente (20,21,22)
Esta situación ha conducido a la mayoría de la población a una situación que podría
describirse como "anarquía inercial" cuya característica esencial es un generalizado
incumplimiento de las normas básicas de convivencia ciudadana. (23)
El individuo que se desarrolla en las condiciones sociales arriba mencionadas, donde los
valores y las normas están gravemente amenazadas, carecerían de autocontrol. La
impunidad de alguna manera contribuye a la desinhibición de las conductas criminales y
las ganancias a corto plazo derivadas de estos comportamientos reforzarían e
incrementarían la probabilidad de que los individuos imiten estas conductas agresivas, en
tanto conocen el provecho que pueden obtener.
Cabe considerar el punto de vista planteado por los autores Montero y Padilla (24) sobre
este tipo de condiciones socio-culturales: "En estas graves perturbaciones de la
convivencia humana, en esta renuncia a toda esperanza de encontrar algo bueno en
función de lo cual modelar y contener la irrestricta vitalidad juvenil, los actos violentos y a
veces crueles se disparan solos, como automáticos, negados a la reflexión y ni siquiera
necesitados a la más mínima justificación ante sus víctimas o ante los espectadores
atónitos".
En medio de estas condiciones, se observa también un incremento en los últimos cinco
años de los delitos violentos (homicidios) cometidos por organismos policiales de
jurisdicción municipal, estadal o nacional. Grupos de exterminio han sido denunciados en
más de la mitad de las entidades federales de Venezuela.
Este ambiente generalizado de impunidad se convierte en escenario perfecto para el
incremento de otro tipo de actos delictivos cuya incidencia era mucho menor en años
anteriores. Actos delictivos caracterizados por la violencia instrumental, la violencia
aplicada como medio para un fin ulterior. Este es el caso de los secuestros. Un hecho
delictivo fundamentalmente vinculado en siglo pasado a los estados fronterizos como
Apure, Zulia y Táchira, se ha visto incrementado en muchos otros estados de Venezuela y
en su modalidad "express".
Se calcula que para el cierre de 2004, mas de 14.000 venezolanos perdieron la vida por los
diversos tipos de violencia: una proveniente de la delincuencia común, y otra del crimen
organizado: robos de gandolas, secuestros, sicariatos. A estas dos formas de violencia se
suma la violencia política, el enfrentamiento con las policías, el desarme y la des
institucionalización de la policía que vivimos en los últimos años, lo cual ha ido generando
un quiebre mayor de las instituciones y estamos regresando al proceso de militarización,
todo lo contrario a lo que requiere la seguridad ciudadana. La delincuencia que teníamos
previamente y que era un problema importante, se nos empieza a juntar con la violencia
política (25). Los efectos multiplicadores sociales como la transmisión inter generacional
de la violencia, la erosión del capital social, una calidad de vida reducida y una menor
participación en los procesos democráticos son componentes agregados en el momento
actual (26).
VI. Evolución de la violencia en Venezuela
De acuerdo a Roberto Briceño León:
En los años 80 del siglo pasado, Venezuela tenía una tasa de homicidios baja y estable:
cerca de 8 homicidios por cada 100.000 habitantes. Esa tasa se corresponde con la media
mundial de homicidios identificada por la OMS para el año 2000 (8,8 por 100.000
habitantes). (5)
Esta situación cambió en 1989, con motivo del “caracazo”, en una sola semana hubo 500
muertes violentas en Caracas. La tasa de homicidios se elevó a 13 por 100.000 habitantes.
La década de los años 90 se inició con 2.447 homicidos, para una tasa similar de 13 por
100.000 habitantes. Se mantuvo así hasta 1992, cuando con los dos intentos de golpe de
Estado hubo un incremento en el número y tasa de homicidios (3.366 homicidios, 16 por
100.000 habitantes).
Los dos golpes de estado fallidos, aunque no fueron particularmente cruentos, generaron
crisis institucionales que produjeron mas violencia. En 1994 la tasa de homicidios ascendió
hasta 22 por cada 100.000 habitantes con 4.733 homicidios. Aún para los años 90
Venezuela estaba entre los países latinoamericanos de violencia media-alta (entre 16 por
100.000 y 30 por 100.000 habitantes), en condiciones similares a México y Brasil y
menores que Colombia y El Salvador.
Entre 1994 y 1998 la tasa de homicidios se mantuvo estable y aún disminuyó en los años
1997 a 19 por cada 100.000 habitantes y en 1998 a 20 por cada 100.000 habitantes. En
1998 ocurrieron 4.550 homicidios. En ese período hubo mejoría de la estabilidad política y
refuerzo de la institucionalidad.
El 1999 se inició un incremento importante en los homicidios (5.968 y una tasa de 25 por
100.000 habitantes). El ascenso fue progresivo y en 2003 se prendieron las alarmas pues
hubo 11.342 víctimas y la tasa ascendió a 44 por 100.000 habitantes (se duplicó en 5
años). Las cifras del año 2004 no se hicieron públicas en enero de 2005 y los datos sobre
homicidios que estaban en los portales oficiales fueron retirados. Sin embargo, las cifras
oficiales de los años 2004 y 2005 parece haber disminuido la tasa de homicidios a 37 por
100.000 habitantes.
Nuevamente, en 2006 el número de homicidios ascendió a 12.257 y la tasa a 45 por
100.000 habitantes. En 2007, se elevó a 13.156 homicidios y una tasa de 49 por 100.000
habitantes. Este es un comportamiento único entre los países de América Latina. En 2008
el registro fue de 14.600 homicidios.
En el primer trimestre de 2009 el número de homicidios en Venezuela fue de 4.659,
mientras que en 2008 fue de 3.552. En el mismo período, en Caracas fue de 844 contra
654. De mantenerse esta tendencia al cierre de 2009 alcanzaríamos la cifra de 19.436
homicidios.
Dos argumentos se han utilizado para explicar esta situación: la pobreza por un lado y la
pérdida de institucionalidad por otra. Los que apoyan la primera invocan que la violencia y
el crimen se originan en la pobreza, la exclusión y el capitalismo. Pero el gobierno ha
estado combatiendo la pobreza, la exclusión y el capitalismo. Entonces, ¿ porqué han
aumentado la violencia y los homicidios?
Por otra parte, los que piensan que se ha destruido la institucionalidad en Venezuela, se
ha quebrado el pacto social y la convivencia regulada por normas.
Si comparamos con lo sucedido entre 1994-1998 hasta el año 2008, en Brasil y México con
lo ocurrido en Venezuela, estos dos primeros países redujeron sus tasas de homicidios,
mientras Venezuela la duplicó ampliamente. Si se compara con lo sucedido en Colombia
desde 1997 hasta 2007 con lo ocurrido en Venezuela, Colombia superaba 3 veces a
Venezuela en las tasas de homicidio. En 2005 las cifras fueron similares, mientras en
Colombia se redujo en Venezuela ascendió. En 2007 la tasa de homicidios en Venezuela
fue de 48 por 100.000 habitantes mientras que Colombia la redujo a 35 por 100.000
habitantes, 13 puntos menos. En el mismo período en Caracas pasamos de 83 por 100.000
habitantes a 130 por 100.000 habitantes, mientras que Santa Fé de Bogotá pasó de 58 por
100.000 habitantes a 18 por 100.000 habitantes.
fuente de los datos: Construcción del Observatorio Venezolano de Violencia y del Centro
para la Paz y los Derechos Humanos de la Universidad Central de Venezuela sobre fuentes
oficiales del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminológicas, Ministerio del
Poder Popular de Interior y Justicia y del Instituto Nacional de Estadísticas. Otras fuentes:
Reporte Mundial de Violencia. OMS, 2002.
VII. Violencia y Sistema Sanitario
En 1962, Héctor Abad Gómez, un profesor de Salud Pública, comenzó a usar métodos
epidemiológicos para estudiar la violencia en Colombia (27). En los Estados Unidos de
Norteamérica la violencia fue declarada un problema de salud pública en 1992 (28). Los
ministros de Salud de las Américas atribuyeron a la prevención de la violencia una
condición de prioridad de salud pública en 1993 en una resolución del Consejo Directivo
de la Organización Panamericana de la Salud (29) y la Asamblea Mundial de la Salud
adoptó una resolución similar en 1996 (30).
El Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial, actualmente consideran a la
violencia y la inseguridad como uno de los principales obstáculos para el desarrollo. En la
región de las Américas, 14,2 % del Producto Interno Bruto (PIB) o su equivalente, 168 mil
millones de dólares es la pérdida o transferencia como consecuencia de la violencia; 1,9 %
del PIB corresponde a pérdidas en capital humano, una cantidad equivalente al total de
los gastos de la región en educación primaria (18,26).
En términos sanitarios la violencia intencional es la primera causa de muerte o está entre
las primeras causas en varios países de la región, superando los 120.000 homicidios por
año. Se estima una pérdida de tres días por persona y por año a consecuencia de la
violencia. Los varones jóvenes, más pobres son los mas afectados. Adicionalmente 30 % a
60 % de todas las consultas de emergencia en los hospitales son debidas a la violencia
(31).
En el año 2002, la OMS publicó El Primer Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud (5),
documento que hemos citado varias veces, refleja un nuevo enfoque del problema de la
violencia, mediante el cual la salud pública desempeña un papel mas amplio y aglutinador
en la lucha contra la violencia, siguiendo cuatro etapas tradicionalmente aplicadas en
materia de salud pública:
· Definir y observar la magnitud del problema
· Identificar sus causas.
· Formular y poner a prueba modos de afrontarlo.
· Aplicar ampliamente las medidas de eficacia comprobada.
Las acciones preventivas de la violencia suponen actuar simultáneamente en varios
niveles y en múltiples sectores de la sociedad. Por ejemplo:
· Hacer frente a los factores de riesgo individuales y adoptar medidas encaminadas a
fomentar actitudes y comportamientos saludables en los niños y los jóvenes
durante su desarrollo y a modificar actitudes y comportamientos en los individuos
que ya se han vuelto violentos o corren riesgo de atentar contra sí mismos.
· Influir en las relaciones personales más cercanas y trabajar para crear entornos
familiares saludables, así como brindar ayuda profesional y apoyo a las familias
disfuncionales.
· Vigilar los lugares públicos, como las escuelas, los lugares de trabajo y los barrios y
tomar medidas destinadas a hacer frente a los problemas que pueden conducir a
la violencia, así como a concienciar a la población sobre la violencia, fomentar las
actuaciones comunitarias y asegurar la asistencia y el apoyo a las víctimas.
· Hacer frente a las desigualdades entre los sexos y a las actitudes y prácticas
culturales adversas.
· Prestar atención a los factores culturales, sociales y económicos más generales que
contribuyen a la violencia y tomar medidas para modificarlos, como las orientadas
a reducir las diferencias entre ricos y pobres y garantizar un acceso igualitario a los
bienes, los servicios y las oportunidades.
En el informe se describen las distintas estrategias de prevención que se han puesto en
práctica en los distintos niveles y se resumen las conclusiones referentes a su eficacia.
Actualmente, la violencia no está solo en las primeras páginas de los periódicos sino que
ocupa una posición principal en la agenda de muchos gobiernos.
El enfoque de salud pública, con su énfasis en datos confiables y mecanismos de
evaluación, podrá aportar información directa y práctica para la prevención de la violencia
y para que los niveles de decisión dispongan de la información que necesitan (26,32).
VIII. Violencia en los centros de salud
La violencia en el lugar de trabajo, sea física o psicológica, se ha convertido en un
problema mundial que atraviesa fronteras, los contextos de trabajo y los grupos
profesionales. La violencia en el lugar de trabajo ha sido por mucho tiempo “una cuestión
olvidada”, ha adquirido en los últimos años una enorme importancia y preocupación en
los países industrializados y en desarrollo (33). Le dedicaremos ahora nuestra atención.
La violencia laboral afecta la dignidad de millones de personas en todo el mundo. Es una
importante fuente de desigualdad, discriminación, estigmatización y conflicto en el
trabajo. Cada vez mas es un problema capital de derechos humanos. Al mismo tiempo, la
violencia en el lugar de trabajo aparece como una amenaza grave, y a veces letal contra la
eficiencia y el éxito de las organizaciones. La violencia causa perturbaciones inmediatas, y
a veces a largo plazo, de las relaciones entre las personas, de la organización del trabajo y
de todo el entorno laboral (33).
Si bien la violencia laboral afecta prácticamente todos los sectores y categorías de
trabajadores, el sector de la atención de salud corre un riesgo grave. La violencia en este
sector puede ser casi la cuarta parte del total de la violencia que tiene lugar en el trabajo
(34).
En los Estados Unidos, los trabajadores de la atención de salud se enfrentan a un riesgo 16
veces mayor de sufrir incidentes violentos que los trabajadores de otros servicios. En ese
país más de la mitad de las denuncias de agresión en el lugar de trabajo se produce en el
sector de la salud (35,36).
En el Reino Unido, casi el 40 por ciento del personal del Servicio Nacional de la Salud dijo
haber sufrido intimidaciones en 1998.
En Australia, el 67,2 por ciento de los profesionales de la salud fue objeto de violencia
física o psicológica en 2001.
La violencia generalizada en el trabajo contra el personal de la salud no se limita al mundo
industrializado. Más de la mitad de los agentes de salud de Bulgaria (el 75,8 por ciento),
Sudáfrica (el 61 por ciento) y Tailandia (el 54 por ciento), así como el 46,7 por ciento de los
trabajadores sanitarios de Brasil, sufrieron al menos un incidente de violencia física o
psicológica en 2001 (36).
Las investigaciones también ponen de relieve que la violencia psicológica en el lugar de
trabajo, que abarca los abusos verbales, la intimidación y el acoso moral, es más frecuente
que la violencia física, y que entre el 40 y el 70 por ciento de las víctimas muestran
síntomas de estrés considerables (37).
La violencia en el lugar de trabajo afecta a hombres y mujeres de todos los grupos
profesionales y entornos laborales del sector de la salud. Sin embargo, la mayor tasa de
incidencia de delitos corresponde al personal de ambulancias, las enfermeras y los
médicos. Los grandes hospitales de las zonas residenciales, densamente pobladas o con
un alto índice de criminalidad, así como los que se encuentran en lugares apartados, son
particularmente vulnerables (56).
Por la creciente presión de las reformas y tensión del trabajo, la inestabilidad social, el
deterioro de las relaciones interpersonales, la violencia laboral se extiende rápidamente
en el sector salud. Cada vez mas la violencia doméstica y la violencia callejera pasan a las
instituciones de salud. En conjunto puede afectar a la mitad de los trabajadores de salud
(35). Esta violencia de los funcionarios en el lugar de trabajo también puede generar en
ellos comportamientos violentos, extendiéndose hacia los usuarios de los servicios de
salud (37,38).
El origen de la violencia en el ámbito laboral según la OIT (39) deriva de una combinación
de causas relativas a las personas, al medio ambiente y a las condiciones de trabajo, así
como a las formas de interacción entre los propios trabajadores, y entre éstos y los
empleadores. Di Martino (40), estima que la violencia en el lugar de trabajo no obedece
únicamente a factores personales; afirma: "Nunca podremos prevenirla o ponerle freno, si
nos basamos sólo en esa premisa".
Según el CIE (41), la enfermería es el personal de salud más amenazado por la violencia en
el lugar de trabajo. Las víctimas más probables son el "estudiante" y el personal de
enfermería, así como las enfermeras supervisoras y el personal de ambulancias. Asimismo,
el CIE (41) plantea que el asalto con agresión física del personal de enfermería es
perpetrado casi exclusivamente por los pacientes. Sin embargo, hay casos de maltrato o
violencia perpetrados por familiares, otros miembros del personal sanitario, incluidas
enfermeras y médicos, así como personas ajenas al equipo de enfermería. La posibilidad
de que las enfermeras sufran episodios de violencia en el lugar de trabajo es tres veces
mayor que en otros grupos profesionales. El hecho de que las mujeres sean mayoría entre
los agentes de salud resalta la dimensión de género de este problema. (40)
También ha sido denunciado en el sector de la salud el hostigamiento sexual, una forma
específica de maltrato, siendo las enfermeras sus víctimas, lo que es avalado por
numerosos estudios, entre los que se destaca el de (42) sobre acoso sexual, quien señala
que el 69% de las enfermeras en el Reino Unido, el 48 % en Irlanda y el 76% en los Estados
Unidos, han sido víctimas de acoso sexual.
El CIE (43) señala que las trabajadoras del equipo de enfermería responden de distintas
maneras cuando ocurre un episodio de violencia, y que esta diferencia en su reacción
depende de: tipo de personalidad, mecanismos aprendidos (conscientes e inconscientes),
entorno físico, expectativas de la sociedad (culturales y profesionales), y señala que las
reacciones inmediatas a la violencia pueden variar de sumamente pasivas a sumamente
activas, a través de un continuo que va desde aceptar, evitar, defenderse verbalmente,
negociar, hasta defenderse físicamente.
Las enfermeras han aceptado maltratos y violencia como "parte del trabajo", actitud,
lamentablemente compartida a veces por el público general, y los líderes del sistema
judicial. Aun en 1986, un magistrado que presidía un caso en el que dos enfermeras
acusaban al paciente de haberlas asaltado, dictaminó que el "consentimiento a trabajar
aquí" (un hospital psiquiátrico), era equivalente al "consentimiento a ser asaltado" (41).
Los efectos del maltrato y la violencia son inquietantes y comprenden una amplia gama de
consecuencias derivadas de dichos actos, las que incluyen desde lesión física a
somatización, depresión, temor, estrés, pérdida autoestima, entre otros, siendo también
de gran importancia el que puedan comprometer la calidad de los cuidados prestados.
Las consecuencias negativas de esa violencia generalizada repercuten fuertemente en la
prestación de los servicios de atención de salud, y pueden dar lugar a deterioro del clima
laboral, de la eficiencia y la productividad, de la calidad de los cuidados dispensados y a
decisiones de los trabajadores de abandonar las profesiones de atención de salud. Esto, a
su vez, puede ser causa de que se reduzcan los servicios de salud disponibles para la
población en general, y aumenten los costos de la salud (35). Especialmente en los países
en desarrollo, la igualdad de acceso a la atención primaria de salud puede verse
amenazada si los trabajadores de salud, que ya son un recurso escaso, abandonan su
profesión por la amenaza de violencia.
Estimaciones de varios estudios fiables indican que el estrés y la violencia representan
posiblemente alrededor del 30 % de los costos totales de las enfermedades y accidentes.
Sobre la base de estas cifras, se ha sugerido que es estrés-violencia puede costar entre el
0,5 % y el 3,5 % del PIB cada año (45).
Este dato indica claramente que la violencia laboral es demasiado elevada y hay que
actuar urgentemente. Además en cada país se dispone de pruebas mas concretas que
deben usarse para hacer las personas mas conscientes de la importancia del problema de
la violencia en el trabajo y hacer de ella un objetivo prioritario de todas las personas que
trabajan o intervienen en el desarrollo del sector salud. Lamentablemente en nuestro país
no disponemos de datos sobre la violencia en el trabajo sanitario.
Con respecto a la violencia en el trabajo en el sector de salud, delante del expresivo
número de trabajadores acometidos por el referido fenómeno, en todo el mundo, la
Organización Internacional del Trabajo (OTI), la Organización Mundial de la Salud (OMS),
el Consejo Internacional de Enfermeras (CIE) e Internacional de Servicios Públicos (ISP),
establecieron un programa conjunto de directrices trazadas con el propósito de ayudar
estos profesionales a combatir el miedo, las agresiones, la humillación y los homicidios en
sus locales de trabajo (33).
Esta iniciativa se adoptó como respuesta al problema de la violencia en los hospitales y
otros centros de salud de los países en desarrollo y desarrollados, una vez que
investigaciones realizadas constataron que cerca de 25% de los accidentes violentos en el
trabajo ocurren en el sector salud y que más de 50% de los trabajadores del área ya
experimentó incidentes de esta naturaleza (33).
Evidencias comprueban que la mayor incidencia de los delitos de violencia corresponde a
los trabajadores de ambulancias que actúan en la atención pre hospitalaria, enfermeras y
médicos. Los grandes hospitales de zonas residenciales, densamente pobladas o con alto
índice de criminalidad, así como los que se localizan en lugares aislados son
particularmente vulnerables (35).
Las directrices trazadas por la OIT/CIE/ISP(33) tienen como finalidad ayudar a todos los
responsables por la seguridad de los locales de trabajo, gobiernos, empleadores,
trabajadores, sindicatos, entidades profesionales y público en general, enfocando como el
problema debe ser abordado en el sector salud, describir los tipos de intervenciones
posibles de que sean implementadas considerando las realidades locales, determinar,
evaluar y disminuir los riesgos por medio de medidas preventivas, así como reducir al
mínimo las repercusiones de la violencia y evitar que esta se repita. Así recomendamos la
todos la lectura del referido documento que puede ser visitado gratuitamente por la
dirección:
http://www.ilo.org/public/spanish/dialogue/sector/papers/health/guidelines.pdf
Las directrices tienen como objetivo, servir de orientación general para abordar la
violencia en el trabajo en el sector salud. No son órdenes de cumplimiento obligatorio sino
instrumento básico de referencia para estimular el desarrollo autónomo de otros
instrumentos similares, específicamente orientados y adaptados a diferentes culturas
situaciones y necesidades.
Los sectores de actuación contemplados en las directrices son:
1. Prevención de la violencia en el lugar de trabajo.
2. Tratar la violencia en el lugar de trabajo.
3. Gestión y mitigación de las consecuencias de la violencia en el lugar de trabajo.
4. Cuidado y apoyo a los trabajadores afectados por la violencia en el lugar de trabajo.
5. Sostenibilidad de las iniciativas emprendidas.
Otras organizaciones (36-45) preocupadas por el problema de la violencia en los sitios de
trabajo y en especial en los ambientes sanitarios, como el Consejo Internacional de
Enfermeras (CIE) y el Instituto Nacional de Salud y Seguridad Ocupacional de los Estados
Unidos (NIOSH) junto con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades
(CDC), han producido documentos: “Directrices para hacer frente a la violencia en el lugar
de trabajo” (46) y “Violencia. Peligros ocupacionales en los hospitales” (47) cuyo
propósito es aumentar la conciencia del trabajador y del empleador acerca de los factores
de riesgo para la violencia en los hospitales. Asimismo pretenden proveer estrategias para
reducir la exposición a estos factores.
IX. Respuestas Institucionales
ANTE LA INSEGURIDAD DE LOS PROFESIONALES DE LA SALUD EN LOS
ESTABLECIMIENTOS HOSPITALARIOS
La Dra Olga Machado de Castillo nos orienta:
¿Qué respuestas pueden ofrecer los Gremios de la Salud ante la violencia a que son
sometidos los trabajadores de la salud en el ejercicio profesional y actividades conexas?
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela es la fuente de garantías a los
derechos fundamentales, por ejemplo:
El Artículo 43. El derecho a la vida es inviolable. Ninguna ley podrá establecer la pena de
muerte, ni autoridad alguna aplicarla. El Estado protegerá la vida de las personas que se
encuentren privadas de su libertad, prestando el servicio militar o civil, o sometidas a su
autoridad en cualquier otra forma.
Por otra parte, el Artículo 83. La salud es un derecho social fundamental, obligación del
Estado, que lo garantizará como parte del derecho a la vida. El Estado promoverá y
desarrollará políticas orientadas a elevar la calidad de vida, el bienestar colectivo y el
acceso a los servicios. Todas las personas tienen derecho a la protección de la salud, así
como el deber de participar activamente en su promoción y defensa, y el de cumplir con
las medidas sanitarias y de saneamiento que establezca la ley, de conformidad con los
tratados y convenios internacionales suscritos y ratificados por la República.
Y el Artículo 96. Todos los trabajadores y las trabajadoras del sector público y del privado
tienen derecho a la negociación colectiva voluntaria y a celebrar convenciones colectivas
de trabajo, sin más requisitos que los que establezca la ley. El Estado garantizará su
desarrollo y establecerá lo conducente para favorecer las relaciones colectivas y la
solución de los conflictos laborales. Las convenciones colectivas amparan a todos los
trabajadores y trabajadoras activos y activas al momento de su suscripción y a quienes
ingresen con posterioridad.
Ahora bien, las situaciones de las cuales han sido víctimas los profesionales de la salud
son, entre otras, amenazas al derecho a la vida y a la salud, como también en diverso
grado a otros derechos, por ejemplo, al trabajo digno, a la libertad de asociación sindical o
gremial y a la libertad de opinión.
Diversas obligaciones contemplados en la Ley Orgánica del Trabajo, en la Ley Orgánica de
Prevención, Condiciones y Medio Ambiente en el Trabajo (LOPCYMAT), en la Ley del
Ejercicio de la Medicina, en el Código de Deontología Médica, relativas a las condiciones
exigidas para el ejercicio de la medicina institucional son incumplidas en forma grave y
reiteradamente violadas por las autoridades de los centros hospitalarios.
Numerosos ejemplos han puesto en evidencia graves carencias en las condiciones y
ambientes de trabajo cuya responsabilidad de provisión recae directamente sobre los
directores de los hospitales públicos y sus superiores, que no han cumplido con la
obligación moral y legal que tienen de garantizarlas al público y al personal de salud.
Algunas de las principales condiciones incumplidas y violaciones de derecho son:
· Dotación de insumos, medicamentos y equipos necesarios para garantizar la
calidad de los actos profesionales
· Infraestructura deteriorada
· Seguridad e higiene en los ambientes de trabajo
· Déficit de personal
· Trato público humillante, descalificación y violencia verbal
· Desconocimiento de los derechos laborales
· Violación de la libertad sindical o gremial
· Falta de reconocimiento de las instituciones gremiales y de sus directivos.
· Intento de debilitar las organizaciones gremiales mediante diversas estrategias.
· Negativa al diálogo social tripartito y de discusión de contratos y convenciones
colectivas de trabajo.
· Discriminación de profesionales por razones político-ideológicas y criminalización
de la denuncia justificada de las precarias condiciones de trabajo.
· Persecución y amedrentamiento de los trabajadores que realizan legítimas
protestas.
· Violación e incumplimiento de Convenios Internacionales sobre el derecho a la
Salud y al Trabajo.
Esta situación se ha agravado por la incapacidad, la falta de independencia, voluntad e
iniciativa de los órganos del Estado, encargados de velar para que se cumplan
efectivamente los derechos a la salud, al trabajo digno, a las libertades individuales de los
trabajadores de la salud en los establecimientos públicos de atención médica.
Propuestas
Se requiere:
· Unir esfuerzos entre los diversos profesionales y trabajadores de la salud.
· Realizar denuncias cada vez que sea necesario.
· Hacer seguimiento a los acuerdos inter gremiales de lucha por condiciones dignas
de trabajo.
· Llevar a cabo alianzas y actividades permanentes con las comunidades.
· Llevar la denuncia, no sólo a instancias nacionales sino, internacionales mediante
los canales de agrupaciones y federaciones internacionales de profesionales y
trabajadores de la salud.
X. Algunos testimonios
13 de mayo de 2009
Ciudad indefensa
"En el hospital de Lídice los médicos somos un blanco fácil"
Galenos amenazan con renunciar en masa si continúa la inseguridad
Los médicos del Hospital Dr. Jesús Yerena, reunidos en asamblea general, decidieron
hacer responsable al ministro de Salud, Jesús Mantilla, por cualquier agresión que puedan
sufrir debido al alto grado de inseguridad con que deben enfrentar cuando trabajan.
Los galenos también exigieron la presencia permanente de un puesto de la Guardia
Nacional en el referido centro asistencial pues consideran insuficiente la custodia de sólo
dos agentes de la Policía Metropolitana. El pasado fin de semana cerca de cuarenta
familiares y amigos de un motorizado que fue atendido en el centro, intentaron linchar al
médico, al responsabilizarlo por su deceso.
El vigilante que custodia la entrada principal corrió a alertar al médico cuando observó
que entraron cinco hombres armados. Los colegas del profesional de la medicina optaron
por ocultarlo durante doce horas en una habitación oscura y bajo llave.
Llegaron a bordo de unas diez motocicletas. Con pistola en mano recorrieron todos los
pisos del centro asistencial mientras preguntaban por el cirujano residente mientras sus
colegas guardaban silencio.
Otros, para protegerlo aseguraban que ya se había marchado. Numerosas mujeres
esperaban en la entrada del hospital al tiempo en que vociferaban amenazas según las
cuales iban a "ajustarles las cuentas". A los médicos del área de emergencia también los
amenazaron.
Los sujetos se retiraron a las 6:00 p.m. al concluir los trámites para remitir el cadáver a la
morgue de Bello Monte.
Desde entonces sus colegas decidieron suspender las cirugías y las consultas para
presionar a las autoridades.
"Cada vez que llega un grupo armado al hospital los primeros en salir corriendo son los
policías, nunca detienen a nadie ni le decomisan las armas", dijo el doctor Wilmer Santana
quien agregó que los agentes de la PM suelen estar presentes unos días y después se
marchan.
"Esto si es el propio Barrio Adentro. Somos un blanco fácil. Estamos en lo alto de un gran
barrio rodeados de muchos problemas y agresiones". Explicó que trabajar allí implica
mucha incertidumbre e incluso ellos tienen algunas calles prohibidas debido a la gran
cantidad de asaltos que se reportan.
"Cuando salimos tenemos que esquivar algunos callejones y cometer infracciones de
tránsito para evitar que nos roben. A veces los delincuentes llegan aquí armados para
rescatar a uno de ellos y hasta para rematar a sus contrarios. Han ocurrido tiros en la
emergencia. Esto es un desastre", dijo el doctor Santana.
Manuel Parra, presidente de la Sociedad Médica, señaló que durante la asamblea de
médicos se consideró la posibilidad de una renuncia masiva de médicos debido a los altos
índices de inseguridad.
"Eso sería el último recurso. Primero hay que agotar hasta el último cartucho para lograr
que nos protejan", aclaró.
Supuestamente, el médico amenazado acudió ayer a la Fiscalía a denunciar el caso.
Gustavo Rodríguez
EL UNIVERSAL
Mantilla: Situación en hospital de Lídice es normal
Domingo 17 de mayo de 2009
2:15 PM | Ante los acontecimientos que se registraron en la madrugada en el hospital
Jesús Yerena de Lídice,el ministro del Poder Popular para la Salud, Jesús Mantilla,aseguró
que la situación está bajo control
En declaraciones ofrecidas desde la plaza Bolívar en la ciudad de Caracas, el titular de
Salud indicó que luego de los hechos se presentaron unidades policiales para garantizar la
seguridad y posteriormente un equipo del ministerio que dirige, encabezado por el
mismo, sostuvo una reunión con los miembros de la comunidad y los médicos que laboran
en el centro asistencial.
"La reunión realizada en horas de la mañana de este domingo, se desarrolló en un
ambiente de cordialidad donde los vecinos organizados expresaron su voluntad de
fiscalizar personalmente el funcionamiento del hospital, al igual que los médicos asistieron
y brindaron su voluntad de resarcir los posibles daños que causaron al abandonar el
centro de salud", señaló.
Mantilla precisó que en la actualidad se encuentran presentes en las instalaciones del
hospital un grupo de 25 efectivos policiales custodiando al personal del centro asistencial
y los pacientes que allí se encuentran junto a sus familiares.
El ministro sostuvo que estas acciones presentadas en el centro asistencial la madrugada
de este sábado donde se registró un enfrentamiento entre una banda de delincuentes y
un grupo de efectivos policiales, son parte de la deformación y desvalorización de la
sociedad producto de las políticas gubernamentales de la cuarta República.
Mantilla aseguró que esta situación de violencia dentro de los centros asistenciales se ha
ido superando en colaboración con las comunidades donde se encuentran emplazados los
hospitales y la coordinación que se ha construido entre la comunidad, el ministerio de
Salud y representantes de los cuerpos de seguridad.
"Hechos de este tipo han sido superados en hospitales como el de los Magallanes de Catia
por la coordinación entre la comunidad el ministerio de Salud y los cuerpos de seguridad y
lo mismo haremos con el hospital de Lídice", destacó.
Por último, el ministro criticó la actuación de los medios de comunicación y señaló que
"han hecho un esfuerzo importante para generar un clima de incertidumbre, pero no lo
lograron porque nosotros responderemos ante cualquier situación".
http://www.cadenaglobal.com/Noticias/default.asp?Not=215283
Las insólitas declaraciones del ministro Mantilla están elaboradas sobre la lógica de que
las víctimas del ataque al hospital por bandas armadas son los culpables de lo sucedido
¿Cómo se atreve a afirmar que los médicos y otro personal de salud, son los que deben
resarcir los posibles daños al abandonar el Hospital?, cuando estos actuaron por causas
justificadas de orden mayor (preservar su vida) como les estipula el Código de Deontología
Médica. Sin dudas, en su criterio también hubieran sido los culpables de haber sido
asesinados. Sabe Dios que pena postmortem hubiera sido aplicada por este Catón
revolucionario cuya sensatez está extraviada.
Lo menos que se merece es solicitarle, una vez mas, la renuncia al cargo!
Complemento mi nota de protesta anterior con esta única explicación de las declaraciones
del ministro: es una clara evasión de la responsabilidad moral y legal que tiene de
garantizar las condiciones de seguridad para todos los trabajadores de los hospitales
públicos en su condición de patrono. La LOPCYMAT lo obliga. Que mejor forma de
evadirse, que responsabilizar a los médicos. Una de esas típicas huidas hacia adelante,
mediante la cual ataca para no tener que defenderse. José Félix Oletta López
Ante los constantes hechos de agresión a los galenos Federación Médica exige seguridad
para profesionales de la salud en hospitales
NAIBEL AULAR PUERTA
Durante el día de ayer se llevó a cabo en la sede de la Federación Médica Venezolana
-FMV-, en Las Mercedes, el foro "Inseguridad de los profesionales de la salud en los
establecimientos hospitalarios. Un diálogo necesario", evento al que asistieron un
importante número de galenos de los distintos hospitales de Caracas y Área
Metropolitana.
Douglas León Natera, presidente de la FMV, expresó con preocupación que los Derechos
Humanos de los médicos están siendo violentados, lo que ha generado que un número
importante abandone la profesión o se vaya del país.
"Esto desafortunadamente se genera desde el propio discurso violento del presidente
venezolano, que al médico venezolano le lanza cualquier epíteto", dijo a los medios
presentes. "Por eso, cualquier paciente o cualquier familiar se siente autorizado a dirigirse
violentamente", apuntó.
Dijo además que se sumarán a la marcha que se llevará a cabo el día de hoy organizada
por los médicos del Hospital Vargas y que los acompañarán durante todo el recorrido.
Manifestó que es necesario que se establezca de una vez por todas el diálogo entre todos
los sectores involucrados en la materia, a fin de combatir la situación de inseguridad
intrahospitalaria que ha traído como consecuencia la amenaza a la vida de los
profesionales de salud y hasta la muerte de algunos.
Hizo un llamado a la solución inmediata, "no solamente a la violencia hospitalaria sino a la
violencia de la calle, a la violencia general en contra de todos los venezolano y eso es lo
que estamos tratando de dilucidar en el Foro de la Violencia Hospitalaria".
El presidente de la FMV expresó que "los directores de los hospitales en vez de ocuparse
en salvaguardar la infraestructura y la propia institución, se ocupa del ornamento, de una
construcción adicional, de una estética que no van en relación a la protección de la salud y
la vida de los pacientes que acuden a los hospitales".
Denunció que las instituciones del Estado, niegan la información de la cantidad de
personas que fallecen y las estadísticas epidemiológicas del país. El propio Ministerio en
vez de darle información a la prensa y al público que se daba semanalmente hasta el año
2001, a partir del año 2004 no llega.
Igual pasa con la información epidemiológica que no las tienen cerrada, no hay forma.
Señaló que los investigadores del área de salud obtienen las cifras de fallecidos por
inseguridad o por diversas enfermedades, "a través de la morgue de Bello Monte o de las
morgues que están en las diferentes regiones del país".
Reportó que los hechos violentos en varios hospitales ha repuntado, como en el Pablo
Acosta Ortiz, de San Fernando de Apure, donde se formó una balacera la semana pasada a
la entrada del hospital. También culpó a algunos directores de hospitales que reciben
dinero del Gobierno que invierten más en obras estéticas en vez de invertir en la salud de
los pacientes.
SE HA CUMPLIDO
Por su parte, el Dr. Manuel Parra, del Hospital de Lídice, manifestó que los acuerdos
adquiridos con el MPPIJ, sobre el envío de efectivos de la GN y la policía al centro de salud
caraqueño, se ha venido llevando con total normalidad durante los quince días
consecutivos después del compromiso.
Esta situación ha mejorado notablemente el desenvolvimiento del personal, quienes
sienten que con la presencia policial hay más seguridad en la zona. Asimismo, los
familiares de los pacientes agradecen la medida, sin embargo, lamenta Parra que la
solución haya llegado después de presentarse tensas situaciones en el hospital.
MIRANDA ES UN CAOS
Asimismo, el galeno Manuel Piñeiro, presidente del Colegio de Médicos del estado
Miranda, manifestó su preocupación ante no sólo la inseguridad sino la precariedad con la
que trabajan los médicos en la entidad central, sobre todo, por la especie de expropiación
de los centros de salud por parte de la Gobernación.
Denunció que el mal estado de los hospitales impide el desenvolvimiento normal de los
profesionales y que existen hospitales que tienen más de cinco años esperando la
remodelación de las áreas de emergencia.
LA MUERTE COMO COBRO
Juan Correa, presidente de la Sociedad Médica del Hospital Domingo Luciani, manifestó
que en distintas ocasiones familiares o acompañantes de pacientes han ingresado a las
instalaciones y en medio de las tensiones han atentado contra la propia vida de los
médicos.
En uno de los casos más delicado, personas desconocidas, propinaron más de 30 disparos
contra el vehículo de uno de los galenos, impactando dos de ellos en la humanidad del
mismo, sin quitarle la vida, pero dejándole severas secuelas. www.2001.com.ve
XI. Colofón
“La violencia medra cuando no existe democracia, respeto por los derechos humanos ni
una buen gobierno. Hablamos a menudo de cómo puede una «cultura de violencia»
enraizarse. Es muy cierto. Como sudafricano que ha vivido en el apartheid y vive ahora el
periodo posterior, lo he visto y lo he experimentado. Es también cierto que los
comportamientos violentos están más difundidos y generalizados en las sociedades en las
que las autoridades respaldan el uso de la violencia con sus propias actuaciones. En
muchas sociedades, la violencia prevalece en tal medida que desbarata las esperanzas de
desarrollo económico y social. No podemos permitir que esta situación se mantenga”.
Kofi Annan, Secretario General de las Naciones Unidas, Premio Nobel de la Paz en 2001
XII. Anexo
Instructivo de prevención de violencia en el trabajo
Hospitales y otros centros de salud
Instrucciones para casos de Emergencia por Violencia en el lugar de Trabajo
¿Qué es la Violencia en el Trabajo?
El NIOSH (National Institute for Occupational Safety and Health), define la violencia en el
lugar de trabajo como los actos violentos (incluyendo las agresiones físicas y las amenazas
de agresión), dirigidos a las personas que trabajan o están de turno. La violencia en el
lugar de trabajo abarca desde el lenguaje ofensivo o amenazador hasta el homicidio
(47,48,49).
Ejemplos de violencia
Amenazas: Las expresiones del propósito de hacer daño, incluyendo las amenazas
verbales, el lenguaje corporal amenazador, y las amenazas escritas.
Agresiones físicas: Los ataques que van desde golpear hasta la violación, el homicidio, y el
uso de armas de ataque como las armas de fuego, las bombas o los cuchillos.
Atracos: Las amenazas de acometimiento grave, generalmente hechas sorpresivamente y
con el propósito de robar.
Categorías de Violencia
De acuerdo con el “Informe a la Nación sobre Violencia en el sitio de Trabajo”, preparado
por la Universidad de Iowa en 2001 (50) se reconocen las siguientes categorías:
Tipo I Intento criminal perpetrado por personas sin vinculación con la institución o sus
empleados. 85 % de los homicidios en el sitio de trabajo corresponden a este tipo.
Tipo II Realizado por Usuarios o Clientes del establecimiento. La persona se hace
violenta mientras es atendido en el servicio de la institución. Es quizás la categoría de
violencia mas común en los servicios de asistencia de salud.
Tipo III El agresor es un empleado o ex empleado que ataca o amenaza a otro empleado
en el lugar de trabajo. Representa el 7 % de los homicidios en el sitio de trabajo.
Tipo IV El agresor no tiene vinculación con la institución pero tiene una relación
personal con la víctima. Equivale a una forma de violencia doméstica que ocurre en el sitio
de trabajo.
Estas categorías pueden resultar muy útiles para elaborar estrategias de prevención de
violencia en el lugar de trabajo, ya que cada tipo de violencia requiere un abordaje
particular y ciertos tipos de establecimiento tienen una mayor incidencia de algunos tipos
de violencia, en nuestro sitio de trabajo los Tipos I y II.
¿Cuáles son los factores de riesgo que promueven la violencia?
Los factores de riesgo que promueven la violencia varían entre los establecimientos de
salud y dependen de la ubicación, el tamaño, y el tipo de asistencia médica. Los factores
comunes de riesgo que promueven la violencia incluyen (51,52,53):
* El trabajar directamente con las personas volubles, especialmente si están bajo la
influencia de drogas o alcohol o tienen una
historia de violencia o ciertos diagnósticos sicóticos.
* El trabajar con personal insuficiente, especialmente durante las horas de comer y de
visita
* El traslado de pacientes.
* Esperas largas por el servicio.
* Salas de espera abarrotadas e incómodas.
* El trabajar solo.
* Mal diseño ambiental.
* Seguridad inadecuada.
* Falta de capacitación del personal y de policías para impedir y controlar las crisis con
los pacientes potencialmente volubles.
* Abuso de drogas y alcohol.
* Acceso a las armas de fuego.
* Movimiento ilimitado del público.
* Pasillos, salas, estacionamientos, y otras áreas poco alumbrados.
¿Quién está en riesgo?
Aunque cualquier persona que trabaja en un establecimiento de salud podría llegar a ser
una víctima de la violencia, los enfermeros y las personas que tienen contacto más directo
con los pacientes están en mayor riesgo. Otros miembros del personal que están en un
mayor riesgo de violencia son los encargados de la respuesta inmediata durante
emergencias, vigilantes y porteros, los oficiales de seguridad del hospital y todos los que
proveen asistencia médica.
¿Dónde podría ocurrir la violencia?
La violencia podría ocurrir en cualquier lugar del establecimiento, pero es más frecuente
en los siguientes lugares:
* Salas siquiátricas
* Salas de urgencia
* Salas de espera
* Servicios de geriatría
* Sitios de entrada y salida
¿Cuáles son los efectos de la violencia?
Los efectos de la violencia pueden variar de intensidad e incluyen:
* Heridas físicas de poca gravedad.
* Heridas físicas graves.
* Invalidez física temporal o permanente.
* Trauma psicológico.
* Muerte.
La violencia también podría tener consecuencias negativas en la organización como moral
baja de los trabajadores, un mayor estrés, cambios constantes de empleados, pérdida de
confianza hacia la dirección y los colegas, y un ambiente de trabajo hostil.
Esté pendiente de cualquier indicio que pudiera estar asociado con un ataque inminente:
* Ira y frustración expresadas verbalmente.
* Lenguaje corporal como los gestos amenazadores.
* Señales de uso de drogas o alcohol.
* Presencia de un arma.
Mantenga una conducta que ayude a eliminar la ira:
* Adopte una actitud tranquila y bondadosa.
* No responda a las amenazas con amenazas.
* No dé órdenes.
* Reconozca los sentimientos de la persona (por ejemplo, "Sé que usted está muy
molesto").
* Evite cualquier conducta que pudiera interpretarse como agresiva (por ejemplo,
moviéndose rápidamente, acercándose demasiado, tocando, o hablando en voz alta).
* No tutee a la persona, trátela “de usted”, ofrézcale su ayuda.
Esté alerta:
* Cuando entre a un lugar o empiece a tratar con un paciente o visitante evalúe la
posibilidad de que se pueda presentar un
acto de agresión.
* Esté atento durante el encuentro.
* No se quede solo o sola con una persona que pudiera tornarse violenta.
* Siempre mantenga un camino abierto para salir; no permita que la persona que pueda
tornarse violenta se ponga entre usted
y la puerta.
Tome estos pasos si no puede resolver la situación rápidamente:
* Aléjese de la situación.
* Llame y pida ayuda a un guardia de seguridad.
* Reporte cualquier incidente violento a las autoridades del hospital.
Cómo manejar los efectos de la violencia
La violencia puede ocurrir en el lugar de trabajo aun a pesar de las medidas preventivas.
Por eso, los directivos deben estar preparados para atender las consecuencias de la
violencia. Específicamente deben proveer un ambiente que promueva la comunicación
abierta y desarrollar trámites escritos para reportar y reaccionar a la violencia. También
los directivos deben ofrecer y alentar la participación del personal en orientación
psicopedagógica siempre que un trabajador sea amenazado o agredido.
Fuentes Bibliográficas
Normas Jurídicas Nacionales e Internacionales en relación con la seguridad y salud de los
trabajadores
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Medi Ambiente de Trabajo. Gaceta Oficial Numero 38.236, 26 de Julio de
2005.
II. Organización Internacional del Trabajo. C155. Convenio sobre seguridad y salud de
los
trabajadores, 1981
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Aspectos Generales. Fondonorma. Caracas, 1-6-1988.
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martes, 20 de julio de 2010

Las cucarachas portadoras de enfermedades - !Uyyyy que asco! diría la gochita



De la Guía de Salud del Viajero 2010.CUCARACHAS:

Las cucarachas son nocturnas, muy “sucias”, se alimentan desde excretas hasta dulces, y tienen como hábito vomitar y defecar mientras se alimentan, acarreando todos esos residuos en sus patas y boca, por lo tanto son vectores potenciales de muchas enfermedades. Las cucarachas pueden roer la piel en búsqueda de alimentos, en los niños durante la noche al dormir en la cara buscando restos de dulces o comida en labios y boca. También los alimentos y ropas que han sido contaminadas por las cucarachas pueden producir reacciones de alergia (ácaros). Las medidas preventivas son básicas, una buena higiene, no llevar comida a la habitación y menos a la cama, limpiar con desinfectantes mezclados con agua y jabón, usar insecticidas residuales y lmacenar adecuadamente los alimentos.

ARTICULO DE BOTICA, GAZETA MÉDICA VENEZOLANA
Caracas, Venezuela Edición número seis Distribución por suscripción

Lic. Wilmer Gelves

Son muchas de las especies de cucarachas que se conocen en
el mundo, pero sólo un pequeño número se caracteriza por tener
un ciclo de vida que puede ser parcial o completo dentro de los
hogares.
Las cucarachas se encuentran en diversos hábitats, la mayoría
de estos insectos se ocultan durante las horas del día y se desplazan
en las noches en busca de alimento. Por lo general las cucarachas
que habitan en las casas se ocultan en lugares oscuros, húmedos y/o
cálidos, como letrinas, albañales, cloacas, desagües, alcantarillas,
cubetas de basura y pozos sépticos, lo que favorece que estos
insectos sean contaminadores potenciales. Ya que pueden transportar
agentes patógenos al hombre como bacterias, helmintos, protozoos,
virus y hongos, transferidos a los alimentos por contacto, depósito
de excremento y por regurgitación. Estos patógenos son causantes
de diversos cuadros de fiebres, diarreas y alergias.
Las hembras de las cucarachas que habitan en las casas depositan
ootecas, cápsulas que contienen varios huevos. De cada huevo
emerge una pequeña cucaracha, conocida como ninfa o juvenil.
Estas ninfas no poseen alas, son similares a los adultos y difieren
de éstos por su coloración y tamaño.

Especies de cucarachas




Dentro de las especies de cucarachas que desarrollan su ciclo de
vida dentro de los hogares se encuentran Periplaneta americana,
Periplaneta australasiae, Blatella germanica y Supella longipalpa.
Las especies Periplaneta americana y Periplaneta australasiae
poseen una coloración rojiza, las adultas tienen un tamaño que
varía entre 3 y 5 centímetros. Estas especies viven y se reproducen
cerca de fuentes de agua. Blatella germanica y Supella longipalpa
son las especies de cucarachas que se conocen como “chiripas” y
se caracterizan por tener una coloración marrón amarillenta y un
tamaño que varía entre 1 y 1,5 centímetros. Las chiripas viven, se
reproducen y alimentan en lugares más o menos secos como las
cocinas y baños de las casas, se ocultan durante el día en gavetas,
alacenas, artefactos eléctricos y detrás e cocinas y neveras. Las
cucarachas se alimentan de cualquier residuo de alimentos y
de muchos otros materiales. Las condiciones de temperatura y
humedad como la de nuestros hogares les son muy favorables, por
lo que se recomienda:
• Eliminar las posibles fuentes de alimentos para estos insectos.
• Mantener los recipientes de comida bien tapados.
• Eliminar todas las partículas de comida que quedan en pisos,
estantes y gavetas.
• Lavar, secar y guardar los platos e implementos de cocina luego
de ser utilizados.
• Mantener limpios los muebles de cocina, cocina, nevera,
lavaplatos, lavamanos y demás muebles en el interior de las casas.
• Mantener bien cerrados los recipientes de basura y desecharla
frecuentemente.
• Evitar mantener destapado el alimento de las mascotas.
• Colocar tela metálica en las ventanas y los llamados “parabichos”,
que evitan la entrada de cualquier tipo de insectos.
• Colocar mallas en los desagües para impedir que las cucarachas
pasen al interior de las viviendas.


Lic. Wilmer Gelves
Sección Entomología Médica “Dr. Pablo Anduze”
Instituto de Medicina Tropical UCV
wilmer.gelves@gmail.com

lunes, 12 de julio de 2010

VISITENOS... www.rscmv.org.ve MEDICINA PARA LA SALUD... VENEZOLANOS...


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domingo, 4 de julio de 2010

PASCUAL CANDIA MEDICINA FAMILIAR - FAMILY MEDICINE - Mc Master University, Cánada


Nuestro amigo el Dr. Pascual Candia Bruzual, médico gastroenterólogo, ha visto cuminado sus esfuerzos con un nuevo título universitario como Médico Familiar en la famosa y bien reputada Universidad de Mc Master, Hamilton, Cánada, Le deseamos el mayor de los éxitos.
Salud,

Alejandro Rísquez