jueves, 28 de enero de 2010

Enrique Tejera Guevara - Médico Ilustre venezolano......


Valencia (Edo. Carabobo) 5.11.1899 _ Caracas, 28.11.1980

Médico, investigador científico y político. Hijo de Enrique Tejera, abogado y juez, y de Carmen Guevara Zuloaga. Desde niño muestra marcada vocación por las ciencias naturales y la medicina. Siendo todavía estudiante de medicina, publica en 1913 en la Gaceta Médica su primera investigación «Sobre un caso de verruga del Perú». También antes de graduarse gana, con seudónimo, el premio Vargas, que la Academia de Medicina decide no entregarle solemnemente con el pretexto de que aún no era médico. En realidad, se encontraba entonces (1917) exiliado en París por su participación como dirigente estudiantil, en los sucesos universitarios de 1912. Sirve en las ambulancias francesas durante la Primera Guerra Mundial y regresa a Venezuela en 1918; se gradúa de Médico cirujano y se va a trabajar como médico de la Caribbean Petroleum Company en el campo petrolero de La Horqueta en la sierra de Perijá. Desde allí continúa sus investigaciones y de nuevo gana el premio Vargas, que esta vez sí le es entregado. En Mene Grande y Trujillo descubre la existencia de la tripanosomiasis (enfermedad de Chagas) en Venezuela y la ratifica con otro descubrimiento en Santa Teresa del Tuy (1919). Carlos Chagas, desde Brasil, le cablegrafía su agradecimiento, pues la existencia de la enfermedad se había puesto en duda. En 1920 vuelve a Europa y realiza investigaciones, que combina con una exitosa carrera profesional. Publica numerosos trabajos en revistas médicas venezolanas y extranjeras y sus estudios sobre leishmaniasis, paludismo y los transmisores de enfermedades tropicales, incluyendo la tripanosomiasis equina, le valen reconocimiento de instituciones extranjeras. En 1924, llega a ser director del laboratorio de Microbiología de la Sanidad Nacional, en el cual había comenzado su carrera sanitaria como exterminador de ratas, para ser luego preparador de bacteriología, ayudante de laboratorio, bacteriólogo y epidemiólogo (1924-1931). Electo individuo de número de la Academia de Medicina el 27 de septiembre de 1934, no llegó a incorporarse. Durante el gobierno del presidente Eleazar López Contreras, es nombrado ministro de Salubridad, Agricultura y Cría, a comienzos de 1936. En 15 días, gracias a un plan madurado durante años, separa Agricultura y Cría y organiza el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, demostrando particular acierto en la designación de sus colaboradores: Martín Vegas, Arnoldo Gabaldón, Leopoldo García Maldonado, José Ignacio Baldó, Julio Diez y otros notables sanitaristas. Renuncia al Ministerio a mediados de año, tras oponerse en una exposición al Congreso Nacional a una Ley de Defensa contra el Paludismo que, según él, resultaría inútil y costosa. Ministro plenipotenciario en Bélgica (1936-1939), es de nuevo nombrado ministro, esta vez de Educación, en 1939. Presentó al Congreso un proyecto de Ley de Educación, consultado previamente con lo que llamó un «congresillo de expertos» que incluía profesores, maestros y estudiantes de diversas tendencias. Durante el gobierno de Isaías Medina Angarita, fue ministro plenipotenciario en el Uruguay (1943-1945) y a partir de febrero de 1945, presidente del estado Carabobo. Realizó en este último cargo una obra eficaz y balanceada en materia de educación, cultura y sanidad; en ese año se trajo a Venezuela, y aplicó en Morón por primera vez, el DDT. El 18 de octubre de 1945 cortó su período de gobierno. Profesor de histología normal (1926) en la Universidad Central de Venezuela, el 3 de febrero de 1926 fundó la cátedra de Patología Tropical. En el campo de la investigación trabajó con éxito en la búsqueda de nuevos antibióticos a partir de los hongos microscópicos. Viajó incansablemente por Venezuela y el extranjero y acumuló un total de 32.500 cultivos que probaba en su propio laboratorio, en el de Higiene (antes laboratorio de la Sanidad Nacional) que había fundado y que nunca abandonó, y en laboratorios de Estados Unidos. Su persistencia en la investigación y en el progreso normal y científico de la medicina venezolana no lo apartaban de la crítica social y política, por lo que sus conferencias e intervenciones por radio y televisión eran muy frecuentes y escuchadas. Describió la condición del campesino (1950): «…esperando desde el nacer el momento de morir…»; de la Sanidad (1961): «…sólo se alimenta, prospera y se enaltece en la adversidad…»; de las enfermedades venéreas (1932): «…la sífilis de los que no pueden pecar ni venialmente…»; del Seguro Social (informe al presidente Raúl Leoni, 1969): «…engendro prematuro por la tendencia de nuestra raza de enamorarnos de las palabras como de las mujeres…»

Enrique Tejera París



BIBLIOGRAFÍA: directa: TEJERA, ENRIQUE. Investigaciones hechas con el «205» en el tratamiento de la tripanosomiasis que ocasiona la «derrengadera» de los equinos de Venezuela. Caracas: Empresa El Cojo, 1925; __. La «leishmaniasis» americana en Venezuela. Caracas: Imprenta Nacional, 1919; __. El «Spirochaeta morsus muris», microbio del «Sodoku» en las ratas de Caracas; las fiebres de Macuto y los insectos del género. «Phlebotomus». Caracas: Tipografía Americana, 1924; __. La tripanosomiasis americana en Venezuela. Caracas: Academia Nacional de Medicina, 1919. indirecta: BEAUJON, OSCAR. El maestro Tejera. Caracas: Federación Médica, 1973; DÍAZ, FABIÁN DE JESÚS y ALFONSO MARÍN. Enrique Tejera. Valencia: Gobierno de Carabobo, 1982; LÓPEZ TORIBIO, JOSÉ MARÍA. Enrique Tejera Guevara. Caracas: s.n., 1981.



ICONOGRAFÍA: DIBUJO, Marín Bisquet, 1966; reproducción: Marín, Alfonso y Fabián de Jesús Díaz, Enrique Tejera, Valencia, Gobernación del Estado Carabobo, 1982. FOTOGRAFÍA, Alfredo Boulton, 1948, Imágenes, Caracas, 1982. FOTOGRAFÍA, colección José Agustín Catalá, Biblioteca Nacional, Caracas.



FUENTE: Fundación Polar, Diccionario de Historia de Venezuela, 2ª Edición, Caracas: Fundación Polar, 1997.

lunes, 18 de enero de 2010

Honor a quien lo merece - Dr. José María Bengoa


El médico José María Bengoa, creador del INN y de la Escuela de Nutrición de la UCV, falleció el sábado en España

El Nacional/Flor Antonia Singer



Hace año y medio el médico José María Bengoa regresó a Bilbao, donde nació en 1913, y allí falleció el sábado a los 96 años de edad. "Siempre estuvo pendiente de volver, pero por una o otra cosa no pudo. Esta era su segunda patria, él siempre nos decía que se había formado en la Universidad de Sanare", relata Maritza Jiménez, miembro del consejo directivo de la Fundación Bengoa, institución que adoptó el nombre del pionero de los estudios de nutrición en Venezuela.

La creación del Instituto Nacional de Nutrición, la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad Central de Venezuela, la Fundación Cavendes y el Programa de Alimentos Estratégicos, Proal, tienen un origen común en el trabajo de Bengoa, que calificaba su trabajo como "medicina social".

El médico sanitarista, graduado en la Universidad de Valladolid, llegó a Venezuela en la década de los cuarenta, luego de vivir la guerra civil española. Sembró sus investigaciones en el pueblo larense de Sanare, donde encontró que la mayoría de las enfermedades de esa población estaban relacionadas con el hambre, con lo que comían y con la cantidad de veces que lo hacían.

En 2006, explicó en una entrevista publicada en El Nacional lo que para él era la desnutrición: "No conozco otro rasgo humano que sea tan dolorido como el de un niño con hambre: el cuerpo hinchado, lesiones en la piel como si fueran quemaduras, la mirada triste, acusadora. Por eso, cuando el padre Quintana, el cura del pueblo, me preguntó que cuándo le daría de alta a los niños desnutridos, le contesté: Cuando sonrían, padre".

Bengoa creó en Sanare los Centros de Recuperación Nutricional que, luego, trabajando para las Naciones Unidas, logró extender al resto de América, Asia y África.

Durante el centenario de la Organización Panamericana de la Salud fue galardonado con la distinción Héroe de la Salud Pública. Recibió doctorados honoris causa de las universidades Simón Bolívar de Venezuela y Alicante de España.


18/01/2010

lunes, 11 de enero de 2010

La Ética Médica sobre las PERSONAS EN HUELGA DE HAMBRE



www.7medios.com/index.php/2009/12/11/brito/


El caso de Franklin Brito ha resonado en las narices de todos como un caso muy complejo para su abordaje desde cualquier punto de vista: ideológico, social, mecanismo de lucha,político,cultural,afectivo y por supuesto médico. Los médicos en particular necesitamos reflexionar sobre tal situación y revisar los conceptos fundamentales que sostienen nuesta noble profesión. Aprovecho para nutrir la discusión con unas notas de la ASOCIACION MEDICA MUNDIAL sobre esta difícil situación.
Le ruego a Dios, que en esta circunstancia, nos ayude y permita que se resuelva con la mayor justicia y ética.
Salud para todos,
Alejandro Rísquez


La Ética Médica sobre las
PERSONAS EN HUELGA DE HAMBRE

AMM, Manual de declaraciones
DECLARACIÓN DE MALTA DE LA ASOCIACIÓN MÉDICA MUNDIAL

adoptada por la 43ª Asamblea Médica Mundial
Malta, noviembre de 1991
y revisada por la 44ª Asamblea Médica Mundial
Marbella, España, setiembre de 1992


Introducción

1. El médico que trata a las personas en huelga de hambre enfrenta los siguientes valores conflictivos:
1.1. Cada ser humano tiene la obligación moral de respetar el aspecto sagrado de la vida. Esto es especialmente evidente en el caso de un médico que aplica sus conocimientos para salvar la vida y actuar en beneficio de sus pacientes.
1.2. Es deber del médico respetar la autonomía que el paciente tiene sobre su persona. El médico necesita el consentimiento informado de sus pacientes antes de aplicar sus conocimientos para ayudarlos, a menos que existan circunstancias de emergencia, en cuyo caso el médico debe actuar en beneficio del paciente.

2. Este conflicto es aparente cuando una persona en huelga de hambre, que ha dejado instrucciones claras de no ser resucitado, entra en coma y está a punto de morir. La obligación moral fuerza al médico a resucitar al paciente, incluso cuando va contra los deseos de éste. Por otra parte, el deber fuerza al médico a respetar la autonomía del paciente.
2.1 Estar a favor de la intervención puede debilitar la autonomía que el paciente tiene sobre sí mismo.
2.2. Estar a favor de la no intervención puede tener como resultado que el médico tenga que hacer frente a la tragedia de una muerte evitable.

3. Existe una relación médico-paciente cuando el médico por deber, en virtud de su obligación con el paciente, aplica sus conocimientos a cualquier persona, ya sea en la forma de consejo o de tratamiento.
Esta relación puede existir a pesar de que el paciente no dé su consentimiento a ciertas formas de tratamiento o intervención.
Una vez que el médico acepta atender a una persona en huelga de hambre, esa persona pasa a ser el paciente del médico. Esto tiene todas las responsabilidades y consecuencias de la relación médico-paciente, incluyendo el consentimiento y la reserva.

4. La decisión final sobre la intervención se debe dejar a cada médico, sin la participación de terceras personas cuyo interés principal no es el bienestar del paciente. Sin embargo, el médico debe dejar bien en claro al paciente si puede o no aceptar su decisión de rechazar el tratamiento, o en caso de coma, la alimentación artificial, lo que implica un riesgo de muerte. Si el médico no puede aceptar la decisión del paciente de rechazar dicha ayuda, entonces el paciente debe tener el derecho de ser atendido por otro médico.


Normas para el trato de las personas en huelga de hambre

Puesto que la profesión médica considera el principio del aspecto sagrado de la vida como fundamental para su ejercicio, se recomiendan las siguientes normas prácticas a los médicos que tratan a las personas en huelga de hambre:

1. Definición
Una persona en huelga de hambre es alguien mentalmente competente que ha decidido comenzar una huelga de hambre y se niega a ingerir alimentos y/o líquidos durante un período significativo.
2. Conducta ética
2.1 El médico debe obtener los antecedentes médicos detallados del paciente, cuando sea posible.
2.2 El médico debe llevar a cabo un minucioso examen del paciente al comienzo de la huelga de hambre.
2.3 Los médicos u otro personal médico no pueden ejercer presión indebida, de ningún tipo, sobre la persona en huelga de hambre, a fin de que suspenda la huelga. El tratamiento o la atención a la persona en huelga de hambre no debe estar condicionada a la suspensión de su huelga de hambre.
2.4 La persona en huelga de hambre debe ser informada profesionalmente por el médico de las consecuencias clínicas de la huelga de hambre y sobre cualquier peligro específico de su caso particular. Sólo se puede tomar una decisión informada en base a una comunicación clara. Si es necesario se debe hacer uso de un intérprete.
2.5 Si la persona en huelga de hambre desea tener una segunda opinión médica, se le debe permitir. Si la persona en huelga de hambre prefiere que el tratamiento lo continúe el segundo médico, se le debe permitir. En el caso de que la persona en huelga de hambre sea un preso, esto se debe permitir bajo arreglos y consultas con el médico de la cárcel.
2.6 El tratamiento de infecciones o el aconsejar al paciente que aumente los líquidos que toma en forma oral (o que acepte soluciones salinas intravenosas), a menudo es aceptable para una persona en huelga de hambre. El rechazo a aceptar dicha intervención no debe perjudicar ningún otro aspecto de la atención médica del paciente. Cualquier tratamiento aplicado al paciente debe ser con su aprobación.
3. Instrucciones claras
El médico debe asegurarse a diario si el paciente desea o no continuar con su huelga de hambre. El médico también debe asegurarse a diario de conocer los deseos del paciente en relación al tratamiento, en caso de que éste no pueda tomar una decisión informada. Esta información debe incluirse en los archivos médicos personales del médico y mantenerse confidencial.
4. Alimentación artificial
Cuando la persona en huelga de hambre entra en un estado de confusión y por lo tanto no puede tomar una decisión lúcida, o cuando entra en coma, el médico debe tener la libertad de tomar una decisión por su paciente sobre el tratamiento que considera que es el mejor para ese paciente, teniendo siempre en cuenta la decisión que tomó durante la atención precedente del paciente, durante su huelga de hambre, y reafirmando el punto 4 de la introducción de la presente declaración.
5. Coerción
Se debe proteger a las personas en huelga de hambre de la participación coercitiva. Esto puede significar separar a la persona de sus compañeros huelguistas.
6. Familia
El médico tiene la responsabilidad de informar a la familia del paciente que éste ha iniciado una huelga de hambre, a menos que lo haya prohibido específicamente el paciente.