miércoles, 23 de noviembre de 2011

Caracas: Una ciudad tres veces vulnerable


Terremotos, deslaves e inundaciones son amenazas siempre presentes en Caracas
JAVIER BRASSESCO | EL UNIVERSAL
martes 22 de noviembre de 2011 12:00 AM
Los indios nunca construyeron al norte del río Guaire porque sabían muy bien los peligros que encerraba el valle donde hoy se asienta Caracas.

La destrucción ha estado siempre asociada a la capital, y para dar una idea del poder de arrase que aquí han tenido los desastres naturales, baste decir que el terremoto de 1812 mató a la quinta parte de los habitantes de una ciudad que no tenía ni ranchos ni edificios. O los destrozos, mayores o menores, que a cada momento están causando las lluvias.

Por sus antecedentes en materia de catástrofes, Caracas fue escogida en 2001 como objeto de estudio por tres facultades de la Universidad de Columbia (Nueva York). Ocho profesores y 30 arquitectos estudiantes de posgrado pasaron un semestre en el país realizando el que hasta ahora es el único estudio multidisciplinario de riesgo de su capital y diseñando un plan urbano resistente a cataclismos.

El mismo fue entregado a la recién creada Alcaldía Metropolitana, a la alcaldía Libertador, al Minfra, al Centro Simón Bolívar, al Colegio de Ingenieros, a la CAF y a la compañía Citgo de Venezuela en Tulsa. Sin embargo, el arquitecto Carlos Gómez, quien fuera el coordinador local del estudio, lamenta que hoy, diez años después, apenas se hayan tomado en cuenta las líneas de acción allí recomendadas.

Tres espadas de Damocles

Los desastres naturales a los que siempre ha estado expuesta la capital a través de la historia son tres: inundaciones, deslaves y terremotos.

Sobre estos últimos, el estudio de Columbia recuerda que Caracas está situada entre los límites de las placas tectónicas de Suramérica y el Caribe, las cuales se desplazan en direcciones opuestas a una velocidad de entre uno y dos centímetros al año. El terremoto es el elemento con el que la naturaleza reorganiza de golpe la corteza terrestre, y por eso el temblor será mayor mientras más años hayan transcurrido desde el último. Caracas tiene una tensión acumulada que data de 1967.

Entre las muchas recomendaciones del estudio estaba reforzar las columnas del puente El Pulpo en la Francisco Fajardo, a la altura de Plaza Venezuela, pues son extremadamente delgadas y por allí pasa todo el tráfico que conecta el Oriente con el Occidente del país.

También llamaba la atención sobre el hecho de que los ranchos de más pisos en los barrios son justamente los que están en su periferia, y que en caso de terremoto se derrumbarían y formarían una barrera infranqueable para entrar o salir, tal como ocurrió en Haití en enero de 2010.

Y aquí venía otra sugerencia: hay que tener espacios abiertos en los barrios en los que pueda aterrizar un helicóptero en caso de un desastre. También se afirma que la ciudad "formal" necesita más espacios abiertos para una contingencia, y recuerda lo importante que fue para Vargas en 1999 contar con el aeropuerto de Maiquetía.

Se llamaba la atención además sobre el hecho de que las normativas de cálculo sísmico y estructural son las mismas para toda la capital y no toman en cuenta la composición del suelo, que es muy variable: mientras Roca Tarpeya se asienta sobre un terreno sólido, Los Palos Grandes está sobre 300 metros de lodo. Asimismo, se recordaba que los tres viejos sistemas que traen el agua a la capital (El Tuy I es de 1956, el Tuy II de 1967 y el Tuy III de 1980) atraviesan fallas tectónicas. Se sugería crear fuentes de almacenamiento dentro de la ciudad, pues en caso de emergencia la capital solo tendrá agua para un día. Es algo a lo que habría que prestar especial atención porque los sismos provocan muchos incendios.

El agua como amenaza

En cuanto a los deslaves, se dejaba claro que toda la cara Sur del Ávila (igual que la Norte) es producto de deslaves que han tenido lugar periódicamente a través de la historia. Cada 25 años, más o menos, se producen períodos de destrucción masiva causados por la lluvia, con 300 o más milímetros de pluviosidad en 72 horas. Las tres últimas ocasiones en que esto sucedió fue en 1951, 1972 y 1999.

Las lluvias ocasionan también el tercer desastre natural que contempló el estudio: las inundaciones. Se llamaba la atención sobre el hecho de que Caracas, a nivel macro, es como una gran batea con una sola y minúscula salida: el cauce del Guaire a la altura de El Llanito. Las inundaciones en esta zona han sido siempre recurrentes, y por eso es que el casco central de Petare fue construido muy por encima de donde está hoy la Francisco de Miranda. Ampliar este cauce sigue siendo materia pendiente.

Por último, se recuerda que cada dólar invertido en prevención significa un ahorro de entre 10 y 12 dólares una vez que el desastre tiene lugar. Y que los llamados cataclismos naturales son también humanos, pues la naturaleza nos habla todo el tiempo, por más que nosotros nos hagamos los sordos.

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